Las aplicaciones de las setas como anticoagulantes

El tratamiento anticoagulante, cuya principal función es hacer la sangre más lí­quida, se emplea para la prevención de la formación de coágulos y del riesgo de embolias, una de las principales complicaciones que puede originarse en pacientes con fibrilación auricular, el tipo de arritmia más frecuente.

La medicación anticoagulante más usada en España es el Sintrom, una droga de sí­ntesis quí­mica cuya molécula: el acenocumarol, que imita la acción de la warfarina o la cumarina, sustancias presentes en varias plantas herbáceas, donde cumplen una función defensiva contra sus predadores herbí­voros (les provoca hemorragias estomacales o intestinales). El empleo de este medicamento está muy extendido en nuestro paí­s y es utilizado a diario por unas 700.000 mil personas, de las que el 75% lo hacen a causa de alguna afección cardí­aca, principalmente fibrilación auricular (arritmia).

Por otro lado el uso del Sintrom es algo complejo y exige un gran control en la dosis y el seguimiento. El principal problema de este medicamento es que actúa como antagonista o inhibidor de la vitamina K (factor de coagulación) y por lo tanto su efecto antitrombótico dependerá de la cantidad de esa vitamina que cada persona sintetice a lo largo del dí­a, lo que varí­a de forma notable tanto en función de la dieta (filoquinona o vitamina K vegetal ingerida con los alimentos), como de las bacterias intestinales, que en definitiva son quienes sintetizan la vitamina (menaquinona producida por la flora intestinal). Así­, si por ejemplo, se inhibe una cantidad excesiva de vitamina K se podrí­a provocar una hemorragia y a su vez la escasez de esta vitamina repercutirí­a sobre el metabolismo del calcio y podrí­a conducir a generar una arterioesclerosis que a su vez podrí­a dar origen a un accidente cardiovascular, que es lo que se busca evitar. De lo contrario, si la cantidad de Sintrom es insuficiente no llegarí­a a tener todo el efecto anticoagulante deseado.

Las setas al rescate
La situación más peligrosa que puede derivar como resultado de la fibrilación auricular (arritmia) es que se formen trombos ventriculares. Estos trombos podrí­an ser impulsados por las arterias cerebrales y al llegar al encéfalo podrí­an provocar una embolia o isquemia cerebral. Para evitar este problema la medicina convencional adopta dos ví­as de solución: por un lado corregir la fibrilación auricular (arritmia) que es la que puede dar origen a la formación de un coagulo y por el otro al empleo de anticoagulantes o diluyentes de la sangre para evitar la formación de trombos. Y esto es exactamente lo que repara el Cordyceps sinensis: por un lado corrige la arritmia y por otro aporta sustancias que actúan como agentes antiagregación plaquetaria y antitrombóticos, impidiendo la generación de un trombo y la consecuente embolia. Pero el Cordyceps no es el único. Se ha comprobado que el ácido ganodérico S contenido en el Reishi (Ganoderma lucidum), por ejemplo, actúa impidiendo la agregación plaquetaria. Efectos antitrombóticos similares también han sido comprobados en ensayos realizados con extractos de Maitake (Grifola frondosa), Shiitake (Lentinus edodes) y Pleurotus ostreatus.

A diferencia del Sintrom, las setas actúan como antiagregantes plaquetarios, es decir, por ví­a inhibitoria de las plaquetas (por lo general inhibiendo la trombina) y no de la vitamina K, por lo que no afectarí­a a las importantes funciones de esta vitamina en los procesos biológicos del organismo. Destacar, por último la doble acción protectora del Cordyceps en sus vertientes antitrombótica y correctora de la arritmia. Algo similar es la acción de los extractos de Pleurotus ostreatus ya que a su acción antitrombótica suma su efectos reparadores sobre el tejido afibrosado del miocardio (como resultado de anteriores isquemias) y sobre los daños coronarios.