Falsos tópicos en la alimentación

Por todos es conocida la íntima relación entre el tipo de dieta, la cantidad de ejercicio físico realizado y la calidad de vida. Por ello, y frente a los problemas y patologías derivados, desde la OMS se han llevado a cabo intervenciones en Europa y U.S.A para fijar objetivos de ingestión de nutrientes y actividad física en un informe consensuado y redactado en Ginebra en el 2003 (1). En este sentido, es necesario desmitificar algunas afirmaciones relacionadas con la alimentación que cada vez están más extendidas entre la población. Destacamos las siguientes:

1. Mezclar hidratos de carbono y proteínas engorda. No existe fundamento científico, ya que un alimento no engorda más por comerlo combinado con otro. Casi todos los alimentos contienen grasas, carbohidratos, proteínas y fibra mezcladas, por lo que el organismo está preparado para digerir esos nutrientes a la vez.

2. Los alimentos integrales no engordan. Aportan más fibra que los refinados y tienen algunas calorías menos, por lo que, para el mismo peso simplemente engordan un poco menos. No obstante, se recomiendan para la mejora del tránsito intestinal porque contribuyen a reducir los niveles de glucosa y colesterol en sangre.

3. Las monodietas adelgazan. No están promovidas ni avaladas por ningún organismo científico; se basan en comer únicamente un tipo de alimento por un período de tiempo. Su aporte calórico es tan bajo que se pierde peso de forma rápida pero no ayudan a crear hábitos alimenticios saludables. Son, además, peligrosas ya que no aportan los macro y micronutrientes necesarios para que el organismo pueda desarrolla sus funciones básicas con normalidad.

4. El pan engorda y la miga más. El pan es un alimento básico en nuestra dieta y una fuente importante de hidratos de carbono, fibra, vitaminas del grupo B y minerales. Además, se ha demostrado que las personas que ingieren tres o más porciones de alimentos ricos en cereales integrales, tienen entre un 20 y un 30% menos de posibilidades de padecer enfermedades cardiovasculares que las personas que consumen menos cantidad.

5. Las setas no son un alimento completo. Son ricas en fibra, aminoácidos esenciales, vitaminas del grupo B, ácido fólico, proteínas de tipo vegetal y con un bajo aporte de sodio, lo que las hace imprescindibles en dietas hiposódicas y en personas vegetarianas y veganas. Además aportan poca grasa y tienen grandes propiedades antioxidantes e hipocolesterolemiantes, entre otras.

6. Es bueno saltarse alguna comida. El organismo ha de tener energía de forma constante y no pasar períodos muy largos entre comidas ya que aumenta el apetito y nos hará recurrir a alimentos más calóricos. Hay que fraccionar los alimentos en cantidades adecuadas, cinco veces a lo largo del día y de forma ordenada y lógica.

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Pirámide Dieta Mediterránea

En este sentido, algunas de las recomendaciones clave según la OMS son:

  • consumir cantidad suficiente y variada de frutas y verduras
  • incorporar la toma de productos integrales a la dieta diaria
  • tomar regularmente lácteos descremados o equivalentes
  • limitar la ingestión de grasas y aceites con alto contenido en ácidos grasos saturados y/o trans

 
 
 
 
Fuentes:

  1. Diet, Nutrition and the Prevention of Chronic Diseases. Report of a joint FAO/WHO expert consultation. World health organization. Ginebra, 2003.
  2. Artículo de revisión. Victoria Eugenia Bolado García. Mitos en el tratamiento nutriológico de la obesidad y la diabetes mellitus. Nutrición Clínica 2002; 5(4): 267-71
  3. Martínez Álvarez JR y col. Recomendaciones de alimentación para la población española. Nutrición Clínica y Dietética Hospitalaria.