Fibromialgia


Descripción de la patología

fibromialgia  La fibromialgia no fue reconocida como enfermedad hasta hace unos veinte años y aún hoy hay muchos médicos que la consideran como “síndrome”, o sea un conjunto de síntomas variables que coinciden en un paciente y que no están evidenciados por ninguna alteración orgánica específica.
El síntoma más destacado de la enfermedad es el dolor muscular generalizado, que a veces puede afectar a las articulaciones (muchos fibromialgicos sufren además de Artritis Reumatoide) e ir acompañada de molestias neuronales como cefaleas, migrañas o vértigos y un estado general de “neurastenia”, es decir una fatiga generalizada que a su vez puede asociarse con trastornos del sueño y depresión.
A partir de estos síntomas básicos, la fibromialgia puede estar asociada a otras enfermedades específicas que complican el cuadro: Intestino irritable, colitis, parestesias, tinitus, etc. Actualmente, la prueba más utilizada para diagnosticar una fibromialgia es que el paciente sea sensible a un mínimo de 5 de los 22 puntos de dolor (tender points) sintomáticos.
La medicina oficial considera que esta dolencia no tiene cura y los tratamientos que se ofrecen están fundamentalmente basados en analgésicos y antiinflamatorios para el dolor y diversas sustancias estabilizantes del sistema nervioso para los problemas neurológicos.
Aunque muchos expertos no están de acuerdo, son numerosos los profesionales de la salud que consideran que la fibromialgia es una enfermedad autoinmune. Este criterio se apoya fundamentalmente en tres hechos:

  1. 1) muchos de los síntomas de la enfermedad son clásicos de otras enfermedades autoinmunes tales como el Lupus (LES), el Síndrome de Fatiga Crónica, etc.
  2. 2) la enfermedad se asocia con otras como la Artritis Reumatoide, Intestino irritable, etc., que son típicas enfermedades autoinmunes.
  3. 3) las dietas que excluyen las proteínas de cereales (como las sin gluten de los celíacos) y las proteínas lácteas y potencian las enzimas digestivas han logrado muchos casos de remisión total o parcial de los síntomas de la fibromialgia, mediante la eliminación de los péptidos no digeridos (no transformados en aminoácidos libres) que pasan al flujo sanguíneo dando origen a complejos péptido-antígenos que desequilibran el sistema inmunitario.


Fuente de la imagen: www.symptoms101.com

Protocolos

Protocolo de tratamiento


Se recomienda la toma de Askorbato K-HdT (vitamina C, extracto de hoja de olivo y extracto de uva) cinco minutos antes de la toma de los extractos Micosalud para potenciar el efecto de los principios activos.
Posología: El número de cápsulas por producto abajo recomendado, oscilará entre 1 y 3 al día, dependiendo de las características físicas del paciente (edad, peso y altura) y la severidad de la patología, a discreción del prescriptor.
Duración del tratamiento: mínimo 6 meses.
 

Extracto Propiedad Mañana Tarde Noche
Askorbato K-HdT 1 1 1
Mico-Rei Antiinflamatorio
Inmunomodulador
Calmante
1 1 1
Mico-Shii Energizante
Antifatigante
1 1 0

Protocolo de mantenimiento

Extracto Propiedad Mañana Tarde Noche
Askorbato K-HdT 1 0 0
Mico-Rei 1 0 0
Mico-Cord 1 0 0

El tratamiento con Micoterapia se basa principalmente en tratar los síntomas asociados con la fibromialgia como son el dolor, la inflamación, la fatiga, los trastornos del sueño, etc.
En ensayos en roedores, un extracto acuoso de Ganoderma lucidum mostró efecto analgésico y antiinflamatorio [Mohammed et al., 2012]. En otros estudios realizados con extracto de G. lucidum, este moderó la secreción de citoquinas inflamatorias TNF-α e IL-6, óxido nítrico y prostaglandina E2 (PGE2) y ciclooxigenasa 2 (COX-2). Este efecto antiinflamatorio estuvo mediado por la inhibición del factor de transcripción NF-κB [Dudhgaonkar et al., 2009]. La actividad antiinflamatoria de G. lucidum es comparable con los efectos de algunos antiinflamatorios no esteroideos como la indometacina o con la hidrocortisona [Lin et al., 1993, Stavinoha et al., 1995; Patocka, 1999]. Por otro lado, alguno de los componentes de G. lucidum con propiedades antinociceptivas son los ácidos ganodéricos A, B, G y H [Koyama et al., 1997]. Basándose en estas propiedades terapéuticas de este hongo, recientemente se realizó un estudio a 64 mujeres con fibromialgia, observándose tras seis semanas de tratamiento con 6 g diarios de G. lucidum una mejora significativa en la resistencia aeróbica, la flexibilidad de los miembros inferiores y la velocidad [Collado Mateo et al., 2015].
Respecto a los trastornos del sueño, G. lucidum ha sido utilizado tradicionalmente para el tratamiento del insomnio. En ensayos en ratas, un extracto de G. lucidum aumentó el tiempo de sueño total y de sueño no-REM, sin afectar a la fase de ondas lentas y REM [Cui et al., 2012]. A conclusiones similares habían llegado previamente Chu et al. (2007), también en estudios con roedores. Por otro lado, G. lucidum contiene adenosina [Paterson, 2006; Boh et al., 2007], una purina con efectos sedantes e inhibitorios sobre la actividad neuronal. Los receptores de adenosina en el sistema nervioso actúan como un intermediario en la regulación de la liberación de neurotransmisores y la acción de neuromoduladores [Sebastião y Ribero, 2009]. La adenosina aislada del cuerpo fructífero de G. lucidum redujo la actividad motora espontánea, elevó el umbral de dolor y relajó los músculos esqueléticos en ratones [Kasahara y Hikino, 1987].
Para tratar la fatiga, el hongo Cordyceps sinensis  puede ser un gran aliado. El suministro de extracto acuoso de C. sinensis a roedores prolongó en un 20 % el tiempo de ejercicio físico (natación) con disminución de la fatiga [Koh et al., 2003]. En hombres sanos sedentarios a los que se sometió a ejercicio físico intenso tras el consumo durante dos semanas de C. sinensis se mostró un aumento de generación de energía y efecto antifatiga [Nagata et al., 2006].
Aunque no hay evidencias científicas de que se trate de una enfermedad autoinmune, algunos profesionales consideran que el sistema inmunitario puede estar afectado [Giacomelli et al., 2013], por lo que es importante la regulación de dicho sistema. En ese sentido, G. lucidum y C. sinensis juegan un papel fundamental debido a su capacidad inmunomoduladora [Shashidhar et al., 2009; Rubel et al., 2010; Boh et al., 2013].


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