Denominada también alopecia androgénica o hereditaria o común. Es usualmente conocida como calvicie, apelación preferible al término médico (que proviene del nombre del zorro en griego: “alopex”). Esta enfermedad o síndrome no tiene nada que ver ni con la Alopecia Universal ni con la Alopecia areata.
Se trata de un trastorno crónico y de lenta evolución que afecta mayoritariamente a los hombres cuya calvicie va progresando lentamente a partir del final de la pubertad (a los veinte años, un 25% de los hombres ya inició el proceso de calvicie, a los 60 años el 67% de los varones está afectado, porcentaje que llega al 74% al alcanzar los 80 años). Las mujeres son mucho menos afectadas por este síndrome (p.ej.: sólo afecta al 57% de las mujeres mayores de 80 años).
Si bien es considerada una enfermedad androgénica donde la hormona testosterona y su molécula derivada: la di-hidrotestosterona parece jugar un papel relevante, hay un proceso final donde se considera que interviene el sistema inmune. Esto se concluye en base a que en algunas experiencias de aplicaciones tópicas de inmunosupresores (tracolimus) sobre ratones de laboratorio se hayan conseguido recuperaciones de hasta el 100% del pelo perdido, al tiempo que se comprobó la disminución de infiltrados foliculares de células inmunitarias como las CD4 Y CD8.
Ya sea por efecto de la di-hidrotestosterona como de los infiltrados linfocíticos (o ambos), el hecho es que se produce una fibrosis peri-folicular, que impide que los cabellos en proceso de crecimiento alcancen su condición medulada, necesaria para superar los dos centímetros de longitud, con el resultado de su transformación a  un pelo muy frágil y fino similar al vello.